domingo, 9 de septiembre de 2012

Mikrovandalismus

Cumplimos un año más con el ritual de la playa, el chiringuito y demás. Sobre una mesa de un hotel de la costa almeriense quedó el periódico en el que un travieso cuarentón había añadido bigote y flequillo —ambos de innegable inspiración hitleriana— a una fotografía de Angela Merkel, con la débil esperanza de que este acto de microvandalismo (Shenu y sus lectores ya saben de lo que hablo) fuera advertido por alguno de los doscientos mil jubilados arios que se alojaban en el hotel y provocara un microconflicto internacional, al que no habrían de faltarle airadas protestas a la dirección del hotel y exageradas y serviles disculpas por parte de ésta. No pasó nada, que yo sepa. Pero humildemente creo que al cometer este y otros actos de parecida calaña (tal vez los desvelaré en mi memorias) he hecho méritos suficientes para ingresar en la "secreta conjura microvandalista". Aguardo respuesta de quien corresponda.